La literatura fantástica nacional, y por qué no la encuentras en las librerias , por Daniel Guajardo

La literatura fantástica nacional, y por qué no la encuentras en las librerias

Por DANIEL GUAJARDO

Ésta es una queja que vengo escuchando desde hace décadas: “La literatura fantástica nacional no se encuentra en librerías”. Y es cierto, con algunas excepciones, que la regla general demuestra la ausencia de la literatura fantástica en los estantes de las librerías.
Si tenemos claro el problema, entonces busquemos la causa, y así tal vez podamos proponer una solución.

Este artículo responde en parte a la pregunta inicial, y ofrece alternativas.

L@s autores chilenos no producen suficiente ficción fantástica de calidad

Esta es una gran mentira. Los que escribimos y tenemos contacto con otr@s autores y acceso a la producción fantástica gestada en Chile, sabemos que la producción es constante y abundante. Cada año se suman nuevas voces a la fantasía y la ciencia ficción, con ideas nuevas y también con ideas viejas que se pueden renovar.
La trampa está en la frase “de calidad”. ¿Quién define la calidad? Y
muy a mi pesar, no son l@s lectores quienes lo hacen, sino l@s editores, que trabajan para editoriales que buscan obtener una utilidad para su negocio. El romanticismo editorial no opera en esta lógica, tampoco la pasión del autor por su obra, sino las crudas exigencias del mercado y la competencia.

Sí, sí, qué triste, al mercado no le gusta tu obra, bu­hu. Mi experiencia con este tipo de lógica es que efectivamente hay un mercado para todo, incluso para las obras que las editoriales no están dispuestas a publicar (como mi libro de cuentos “En la Sangre” (pincha el link), que está compuesto en parte por historias que ya había publicado libremente online y que lamentablemente no cumplía con el requisito mínimo de la historia “inédita”). Y cuando se cierran las puertas de las editoriales materiales, se abren las de las editoriales inmateriales.

¿Quieres ver tu libro impreso, en papel? Imprímelo tú mismo en un print­on­demand: Lulu.com, Bubok.es, Createspace.com. Haz las copias que estés dispuesto a comprar con dinero de tu bolsillo, unas 60 ó 100, y deja de quejarte.

¿Quieres ver tu libro en librerías? Eso es otra cosa. Las librerías en Chile trabajan con márgenes del 40%. Si tu libro se vende a $10.000 + IVA, $4.000 son para la librería. La impresión del libro te va a salir por $3.000 cada uno, aprox. Quedan $3.000 para tu bolsillo, el 30% del precio de venta al público (PVP), mucho mejor que el 10% que pagan las editoriales. Muévete, ve a la librería donde quieres vender tu libro y deja algunas copias en consignación (dejas las copias en la librería con una orden de compra, previa firma de un “contrato de venta suspendida”; esto permite que la librería te pague solo los libros que venda, y a su vez que tú le factures mes a mes solo los libros que se vendieron; es un artilugio para evitar los infiernos del Servicio de Impuestos Interno)

L@s autores chilenos no están dispuestos a invertir
Publicar un libro significa una inversión importante. A no ser que seas un autor reconocido por el pequeño mundo editorial y te paguen el 10% del PVP de tu libro como adelanto, que no es tanta
plata.
Todo ese dinero, todo ese tiempo valioso, ya no es tuyo. Y ahora tienes una caja llena de libros que sirve para poner más libros encima.
Evita al “impresor” que publica tu libro “por poca plata” con la promesa de una distribución en librerías. Imprímelo tú mismo, 60 ó 100 copias, y haz una gran fiesta con tus amigos y familiares para presentar el libro. Les regalas el mentado ladrillo de papel. ¡Qué tanto!. Lo pasas bien, cumples con tu objetivo, y apenas se pase la resaca, de vuelta a escribir.
Mientras, sube el libro como eBook a Amazon, Kobo, iBooks, y véndelo barato online, o lo pones en un blog y lo dejas gratis para que te lean. A estas alturas da lo mismo, porque lo que importa es que te lean, no cuánto vas a ganar.

L@s autores chilenos quieren ganar plata con la venta de sus libros
Sí, lo entiendo. Pero no, no va a pasar (pronto).

Isabel Allende vende millones de copias en muchos idiomas en todo el mundo. Ella gana suficiente plata para no preocuparse de nada, excepto de escribir. Y como ella, hay varios más que efectivamente viven de lo que genera la venta de sus libros. Me alegro y los envidio.
Pero esa no es la realidad para el resto de los escritores, y menos para los autores de fantasía y ciencia ficción. Nuestro público es tan reducido a nivel local, que pensar en vender millones de copias está completamente fuera de toda lógica.
Hay mercados grandes como México, Argentina y España. ¿Por qué no vender nuestros libros allá también? Si ofertáramos los libros virtualmente, seguro que podríamos vender mucho más. Pero aún así nadie se hará millonario. Hay impuestos que pagar, hay que pasar de moneda extranjera a peso chileno. Hay que escribir otro
libro.

Solo un ejemplo: un libro a USD $0.99 en Amazon, paga al autor solo el 35% de cada venta. Y el IRS (equivalente al SII chileno) se cobra automáticamente el 30% de todo lo que ganes por el hecho de no ser estadounidense. A eso, agrega que tienes que pagar el 10% de impuesto al SII una vez que te llega la plata convertida en peso chileno. Si vendes 100 libros, con el dólar a CLP $600, ganas la fabulosa suma de $13.097 pesos.

Las principales razones para elegir este camino por sobre el imprentero chupasangre local, es que tu público es mucho mayor y llegas a mucha más gente que si te imprimen acá y el texto ni siquiera llega a la vitrina de una librería especializada; y también porque no tienes que lidiar con intermediarios.

Así que deja de soñar con el yate y mejor sueña con tu próxima novela.
L@s autores chilenos no saben lo que es un ebook
Conozco autores muy tecnológicos que no pensarían en vender su libro en Amazon o Kobo, porque un libro es papel, ¿cierto? El libro electrónico se piratea y luego nadie más lo compra. El precio de venta es tan bajo que no vas a ganar plata nunca jamás. Mejor papel, porque sí. Excusas y más excusas, razones conservadoras de adictos a la homeostasis.

El libro de papel no va a desaparecer. Nunca jamás. Lo que sí ocurrirá es que el mercado del libro de papel se reducirá, mientras que el libro electrónico, al contrario, crecerá y probablemente los libreros inteligentes ampliarán su rubro para vender libros electrónicos también. Se puede. Si no lo hacen ya es porque les da miedo.

Pero la sensación de estar ingresando a un mundo con leyes de la física completamente distintas al nuestro es transversal. Nos criaron soñando con autos voladores, robots y cohetes a Marte; no con millones de libros en la nube virtual que se pueden leer en un mismo dispositivo de bolsillo. Y espera a que se masifiquen los “vestibles” (wearables), tecnologias digitables embebidas en la ropa.
El eBook es algo muy simple: un archivo, como el documento Doc en el que escribiste tu novela, pero formateado con tecnología Web para que sea compatible con múltiples dispositivos de lectura. Hay gente que sabe cómo hacerlos y cobra barato, y existen softwares libres que lo hacen por ti sin costo (por ejemplo “Calibre”).

Los que temen al eBook y promueven este pánico infundado son los mismos libreros y los editores de editoriales que basan todo su modelo de negocio en la distribución y venta del libro como objeto físico. Y muchos escritores se dejan influenciar.

En teoría habrá menos libros, sí, pero serán los que hayan demostrado ser éxito de venta en la nube digital primero, los que serán impresos en papel más tarde. Los autores independientes ahora venden más online que en librerías, y las editoriales se los pelean, como fue Cincuenta Sombras de Grey hace algunos años y ahora la serie de novelas “After”.

¿Entonces, en qué quedamos?
Bueno, resulta que no es fácil encontrar literatura fantástica chilena en librerías, primero porque las editoriales comerciales sólidas no se atreven a publicarlos, y porque los lectores de fantasía y ciencia ficción dudan de la calidad de la producción nacional (he leído historias maravillosas con miles de faltas de ortografía, publicadas por editoriales “serias”). Y una vez que se cierran estas dos puertas, la producción nacional cae en circuitos pequeños de tirada reducida que tiene muy poca distribución.
Lo bueno del “circuito pequeño de tirada reducida” es que es mucho más personalizadas que las compañías de distribución más extendida, porque están preocupados del autor al mismo tiempo que de la obra y es posible encontrar joyas escasas, como la novela “Las Bestias” de José Luis Flores (Biblioteca de Chilenia, 2014).
Pero entonces el autor nacional no piensa en otras opciones.

¿Auto­publicar? ¿Vender en formato eBook? El mundo se vuelve plano de pronto y sólo resta quejarse contra las editoriales que los rechazan y los autores de farándula que aparecen hasta en la sopa.

Mi consejo es que rompan el círculo. No sigan pensando con la lógica del librero y pongan su obra en la nube. Sean emprendedores y olvídense de la vitrina de la librería por un tiempo, porque eso es para los octogenarios del siglo XX. Nosotros somos ciudadanos del siglo XXI

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