Entrevista a Mariano Villarreal, de LITERFAN
Entrevista a Mariano Villarreal, de LITERFAN
Mariano Villarreal es uno de los principales especialistas españoles de literatura fantástica y, además, administrador del sitio LITERFAN, uno de los principales sitios del género. Agradecemos su buena voluntad.
¿Cómo surge su interés en la literatura fantástica?
Francamente, no lo sé, aunque supongo que algo tiene que ver
mi naturaleza inquisitiva, reflexiva y reservada. En mi casa no había
demasiados libros, pero siempre me sentí atraído por las bibliotecas; en la
ciudad donde crecí había una excelente red de bibliotecas de barrio y antes de
los quince años me las había recorrido todas. Recuerdo que en aquella época me
sentía atraído por muchas temáticas: novela negra, de espías, de aventuras,
clásicos, terror… pero apreciaba, cada vez de una forma más clara, que la
literatura fantástica, y en particular la ciencia ficción, me conducía a
territorios especulativos que nadie más alcanzaba a hollar. Valoré la opción de
seguir siendo un lector generalista o especializarme en estas temáticas, y opté
por lo segundo. Fue una decisión meditada, consciente, aunque también pude
decantarme por la novela negra, que en aquel tiempo me atraía casi al mismo
nivel.
¿Recuerda usted a los primeros autores de su nacionalidad que leyó?
Mis primeras lecturas de género correspondieron
principalmente a escritores de la Edad de Oro de la ciencia ficción
norteamericana: Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Robert Silverberg, Poul
Anderson… novelas publicadas en sellos como Martínez Roca, Ultramar y la Biblioteca
de Ciencia Ficción de Orbis, y antologías de cuentos publicadas en Selecciones
de ciencia ficción de Bruguera (que eran la edición española de la revista
estadounidense The Magazine of Fantasy & Science Fiction), Acervo, Caralt y
muchos más que por aquel entonces proliferaban.
Probablemente los primeros autores españoles que leí lo fueron
en la revista Nueva Dimensión, que conocí con apenas trece años, y quizá
algún bolsilibro de autor español, pero seudónimo anglosajón. Ciertamente, hubo
de pasar algún tiempo hasta que pude encontrar historias de autoría española
que disfrutara plenamente. El flechazo se produjo con Mundos en el abismo
(1988) de Juan Miguel Aguilera y Javier Redal; esa novela me demostró que no
solo los autores anglosajones eran capaces de ofrecer una narrativa de altísima
calidad especulativa y desarrollar al mismo tiempo el famoso sentido de la
maravilla por los enigmas del universo y las posibilidades de la ciencia, sino
que, como literatura, era equiparable a cualquier obra que pudiera encontrar en
el mercado. Conocer a ambos escritores en persona durante una convención de
aficionados en 1994 fue para mí absolutamente inolvidable. Después llegarían
más títulos y autores: la magnífica Lágrimas de luz de Rafael Marín, El
círculo de Jericó de César Mallorquí, La dama número trece de José
Carlos Somoza, Danza de tinieblas de Eduardo Vaquerizo, Plop de
Rafael Pinedo, Cenital de Emilio Bueso, y tantos y tantos otros, que
ampliaron mi visión del fantástico y de la ciencia ficción autóctona.
Si tuviera que nombrar a los primeros autores de literatura fantástica o de ciencia ficción de su país, ¿a cuáles nombraría?
Debo confesar que, aunque como lector disfruto de ambas
literaturas, mi interés como estudioso se centra sobre todo en la narrativa de
ciencia ficción.
Para responder a esta pregunta debemos hacer un poco de
historia (o arqueología, para los más jóvenes). Obviando autores de
proto-ciencia ficción, como José de Elola y Jesús de Aragón –más conocidos por
sus seudónimos de Coronel Ignotus y Capitán Sirius (en el siglo XIX era
habitual publicar con este tipo de ridículos sobrenombres)–, o Enrique Gaspar –autor
de la novela El anacronópete (1887), que describía una máquina del
tiempo varios años antes que la archifamosa obra de H.G. Wells–, entre los
pioneros que practicaron la ciencia ficción en España con auténtica conciencia
de estar escribiendo un género nuevo y diferenciado (hablamos de los años 1950
y 1960) podríamos citar a Antonio Ribera, Francisco Valverde Torné, Domingo
Santos, Luis Vigil, Juan G. Atienza, Carlos Buiza, Alfonso Álvarez Villar, Juan
José Plans, Juan Tébar, Carlos Rojas, Tomás Salvador, Teresa Inglés, incluso el
cineasta José Luis Garci. Por supuesto, había muchos más, pero pocos que
dejaran una huella significativa. Se trataba de una ciencia ficción escasamente
literaria y especulativa, muy mimética del modelo clásico anglosajón, pero que
permitió, gracias a espacios como la citada revista Nueva Dimensión, que se fuera
escuchando su voz, ser objeto de crítica, mejorar. Luego en los 70’ llegaría la
generación Nueva Dimensión, que puso mucho mayor énfasis en los aspectos
formales, y desde entonces hemos disfrutado de una mejora constante hasta el
día de hoy.
¿Cuáles cree usted que son las principales editoriales nacionales que contribuyen al desarrollo de la literatura fantástica y la ciencia ficción?
Si el mercado del libro en España es un sector altamente voluble
e instalado en una perpetua crisis, quienes publican literatura fantástica y
ciencia ficción viven esta situación de una forma mucho más acusada todavía.
Pese a ello, siguen existiendo buenas oportunidades de negocio y, además, cada
año surgen nuevos sellos que ocupan el espacio dejado por los que abandonan.
Debemos distinguir entre grandes grupos editoriales, que con
frecuencia cuentan con sellos y colecciones especializadas, y pequeños editores
especializados en este nicho de mercado. Entre los primeros, dos gigantes: Penguin
Random House (Nova, Fantascy, Alfaguara, Ediciones B, Plaza & Janés, Suma,
Flash…) y Grupo Planeta (Minotauro, Timun Mas, Destino, Zenith, Booket, Seix
Barral…). Entre los segundos: Insólita, Aristas Martínez, Dilatando Mentes,
Crononauta, La Biblioteca de Carfax, El Transbordador, Sportula, Cazador,
Cerbero, Apache Libros, Defausta, Dolmen, La Biblioteca del Laberinto, La
máquina que hace Ping! Orciny...
Entre ambos extremos se sitúan editoriales independientes
pero con mucha solera, como Alianza con su sello Runas, Gigamesh, Cátedra, RBA,
Nocturna, Oz editorial, Alethé, Páginas de Espuma, Roca, etc. Por supuesto, cada
cual cuenta con sus propias señas de identidad y no debemos olvidar una pléyade
de microsellos especializados en ciertos nichos de mercado, como Pulpture, y la
presencia cada vez mayor de la autoedición o autogestión de contenidos.
En su país, ¿Tiene usted la idea de que la literatura fantástica es un archipiélago de núcleos difusores o existe un referente guía y emanante de los parámetros de escritura fantástica?
Como ha quedado reflejado en la pregunta anterior, afortunadamente
en el género fantástico coexisten multitud de sellos, autores, crítica, temáticas,
publicaciones, webs, convenciones, etc. que enriquecen nuestra visión y
contenidos. Cada lector escoge y puede encontrar con relativa facilidad aquello
que desee.
Si tuviese que nombrar a los 10 principales autores de literatura fantástica y/o de ciencia ficción de su país, ¿a quiénes nombraría?
Imagino que la pregunta se refiere a un contexto histórico y
no contemporáneo. Entre mis autores favoritos se encuentran Juan Miguel
Aguilera –quien, junto a Javier Redal, escribió algunos de los grandes clásicos
de la ciencia ficción española–, Rafael Marín –que incorporó al género una
mayor preocupación formal y una visión temática más autóctona– y Eduardo
Vaquerizo, creador de excelentes ucronías.
Entre los grandes estilistas no puedo dejar de mencionar a José
María Merino, Javier Negrete, José Carlos Somoza, Elia Barceló, Pilar Pedraza,
Cristina Fernández Cubas, Juan Jacinto Muñoz Rengel, Ángel Olgoso, Jon Bilbao…
Entre las nuevas voces surgidas con el nuevo milenio, Ismael
Martínez Biurrun, Emilio Bueso, Guillem López, Aranzazu Serrano, Javier
Castañeda de la Torre, Ferran Varela, Marian Womack, Cristina Jurado, Jesús
Cañadas, Víctor Conde, Carlos Sisí, Marc Pastor, Concha Perea, Felicidad
Martínez, Ángel Luis Sucasas, Luis Manuel Ruiz, María Zaragoza, Sofía Rhei,
Alfredo Álamo, David Mateo, Juan Antonio Fernández Madrigal…
Finalmente, debo citar a grandes cuentistas como César
Mallorquí, Félix J. Palma, Armando Boix, León Arsenal, José Antonio del Valle, Ramón
Muñoz, David Jasso, Sergio Mars, Santiago Eximeno, Luis Astolfi…
Sé que he sobrepasado ampliamente la decena solicitada, y
que me dejo muchos otros en el tintero: Domingo Santos, Gabriel Bermúdez
Castillo, Rodolfo Martínez, José Antonio Cotrina… grandes escritores y
escritoras que tienen su nombre grabado en letras de oro en la pequeña gran
historia de la literatura fantástica y de ciencia ficción española.
¿Cree usted que gracias a la difusión digital y las imprentas más accesibles estamos en una época de oro de las publicaciones de literatura fantástica en su país?
Sin duda, pero la “democratización” del medio, unido a otros
factores como el aumento de las opciones de ocio en una sociedad consumista,
han traído consigo una reducción sustancial de las tiradas, lo que condena a muchos
sellos a una economía de mera subsistencia.
¿Es relevante para usted la categorización entre literatura fantástica, literatura maravillosa y literatura de ciencia ficción?
No soy un teórico sino un simple lector y, si me apuran, un crítico
que en ocasiones ejerce de editor, pero sí contemplo estas categorías. Como
lector y crítico, disfruto de todas las literaturas de la imaginación, como
estudioso del género he preferido centrar mis esfuerzos en la ciencia ficción y
sus autores.
¿Cuáles son los principales lugares de su país para buscar libros antiguos y usados de ciencia ficción y fantasía, si es que un investigador o coleccionista quisiera iniciar un rastreo?
Bibliotecas públicas, como la Biblioteca Nacional, la María
Zambrano de la Universidad Complutense de Madrid o la de la Universitat
Politécnica de Catalunya en Barcelona; colecciones privadas, librerías que
venden su catálogo por Internet. No obstante, recomendaría que iniciara su
búsqueda en la web La Tercera Fundación, que recoge todo el material publicado en
español, catalogado por auténticos expertos documentalistas.
¿Cree usted que la ciencia ficción dura es posible solamente en los países desarrollados industrial y tecnológicamente?
No necesariamente, pero en la práctica existe una relación
directa. Puede surgir un/a autor/a que sea excepción, pero posiblemente trabaje
o tenga vínculos con algún país altamente industrializado.
Hay una igualdad en cuanto a cantidad de escritores y escritoras que escriben literatura fantástica, pero existe una gran diferencia en la proporción entre escritores y escritoras de ciencia ficción. Por cada escritora de ciencia ficción existen 5 autores masculinos. ¿Por qué cree usted que la mayoría de las escritoras prefiere escribir fantasía y no ciencia ficción?
Esto ha dejado de ser cierto, al menos en el estado español.
Y dejó de serlo gracias a campañas de visibilización de autoras iniciadas hace
unos pocos años; a editoriales como Crononauta, Cerbero o Cazador, que apostaron
por autoras jóvenes porque empezaba a demandarlo un sector creciente del
mercado; a la creación de espacios específicos en Internet como La Nave
Invisible; a eventos como el AnsibleFest! de Bilbao; a que los lectores
empezamos a darnos cuenta de que las autoras de ciencia ficción también podían
estar a la altura si se les daba una oportunidad. Hoy puede asegurarse de
manera más o menos intuitiva que existe una relativa paridad en cuanto a
autores y autoras de ciencia ficción, lo que no existe todavía es un plano de
igualdad para sus obras: una parte importante de autoras publican en pequeños
sellos especializados y, por tanto, la tirada y posibilidades de distribución y
promoción son menores.
¿Cree usted que es posible desarrollar literatura fantástica y de ciencia ficción es un país teocrático?
Buena pregunta. Se la dejo como ejercicio práctico de
ficción a los escritores que nos estén leyendo J
¡Agradecemos a Mariano por su buena disposición! Visita LITERFAN.
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